
La Editorial Oriente cumplió 50 años en 2021. Para dejar memoria conversamos con la escritora y ensayista Aida Bahr, quien fuera directora de esta casa editora durante algunos años. La Editorial Oriente ha puesto a circular en Cuba importantes títulos de autoras reconocidas a nivel nacional e internacional, y también ha apostado por autores noveles. El trabajo de las colecciones de Oriente distingue las propuestas que pueden apreciarse en las estanterías de las librerías cubanas. La colección Mariposa es una de ellas, y tal vez una de las más valoradas. Sobre ella Aida Bahr nos dice:
“Para las tres primeras entregas de la colección Mariposa conseguimos textos de mucho impacto como Cubanas a capítulo, ensayo de Mirta Yáñez; Historias del otro, cuentos de Ana Luz García Calzada; y Mujer adentro, en poesía. Este último amerita una historia aparte”.
“La propuesta de la colección no fue bien recibida en la editorial. Marta Mosquera y la mayoría de las editoras la rechazaron enfáticamente por considerar que contribuiría a sedimentar la noción de que había una literatura femenina y una literatura sin apellidos (la de verdad) que era masculina. Casi tuve que imponer la decisión, aunque creo haber convencido a la mayoría de que se trataba de paliar un vacío injusto (no podía olvidar que, por ejemplo, por quedarse para el final nunca salió la compilación de cuentos de mujeres unos años antes) y, al mismo tiempo, de una maniobra publicitaria. Pero si la aceptaron de buen o mal grado, eso se borró con el primer título de la serie de poesía de la colección”.
|
“Convocamos a todas las poetas no residentes en La Habana a enviarnos textos y una ficha para ser valorados. Quiere decir que todas sabían que no había compromiso de publicar lo enviado, solo lo que fuese seleccionado. Se le escribió directamente a las figuras conocidas, pero además se enviaron convocatorias a todos los Centros del Libro del país. Recibimos textos de más de 70 autoras (76 o 77 si no recuerdo mal) de todas las provincias del país menos Cienfuegos, nunca he sabido por qué. En su gran mayoría las cartas que los acompañaban expresaban su satisfacción por el proyecto y nos felicitaban por hacerlo, independientemente de que escogiéramos o no sus poemas. Al final creo que se incluyeron 32 autoras de generaciones muy diferentes, desde Digdora Alonso, hasta una jovencita de unos veinte años por entonces”.
“Es importante decir que hubo personas que se acercaron a mí a plantearme que excluir a las autoras de La Habana era tan discriminatorio como cualquier criterio que excluyera a las no residentes, que la selección se debía basar en la calidad de la obra, y les respondí que sí, que la selección se haría sobre esa base, pero no podíamos incluir a las capitalinas porque el libro sería demasiado grande e incosteable, y ellas tenían muchas más opciones de publicación que las que vivían en otras provincias”.

“Al final quedó un libro precioso (Julia Valdés nos cedió una de sus obras para la cubierta) y, para mí, muy significativo pues era apreciable la persistencia de determinados temas cuyo tratamiento evolucionaba a través de las distintas generaciones. No recuerdo que hubiera crítica o estudios sobre él, pero habría valido la pena que los hicieran. Sobre todo, contribuyó a completar el panorama de la poesía femenina en el ámbito nacional”.
“Otro detalle interesante con respecto a Mujer adentro fue que encontró oposición a su aprobación en el plan editorial de ese año por parte de la vicepresidencia editorial del Instituto Cubano del Libro (ICL); consideraron que, al ser autoras poco conocidas en su mayor parte, no tendría buena venta. Argumenté que solo eran 1000 ejemplares y en cada provincia, menos en La Habana y en Cienfuegos, habría un grupo de autoras, con sus correspondientes familiares y amistades, ansiosas por comprar el libro. El tiempo me dio la razón. Hasta donde sé, no llegó a librerías pues se agotó en las presentaciones que se organizaron en cada territorio, incluida la Feria Internacional del Libro de La Habana”.
“La colección Mariposa se convirtió así en uno de los estandartes de la editorial. Fue diseñada como una colección de lujo, con solapas, y se imprimía en Colombia, pues había convenios con los poligráficos de allí en aquel momento. Es importante señalar que mi entrada en la editorial coincidió con la reanimación de la industria del libro y la inauguración de la Feria como evento único extendido a todo el país, lo cual representó una coyuntura propicia para proyectar el sello”.
“Presentamos la colección al concurso de diseño El Arte del Libro, pero para nuestra decepción, no ganó. El premio ese año fue para la colección Aventuras, de la Editorial Gente Nueva. Debo resaltar, sin embargo, que fue defendida por Iroel Sánchez, entonces presidente del Instituto Cubano del Libro, cuando comenzamos a publicar en ella autoras extranjeras que nos parecían interesantes (Marianne Fredriksson con Si las mujeres tuvieran sabiduría; Ugné Karvelis, con Mañana no habrá más trenes y un largo etc.), y cuando por razones de economía se trató de eliminar los libros con solapas y rebajar la calidad de los materiales. Aunque no todas las ediciones se hicieron con el mismo papel y cartulina, y al cabo de unos años se pasó a imprimir en poligrafía cubana, siempre tuvo prioridad para mantener su calidad material”.

“En esa época solo existían en Oriente las colecciones Heredia, Autoayuda y EnCasa. La primera era la colección de lujo, originalmente pensada con tapa dura y sobrecubierta, algo imposible de realizar a partir de la década del 90. Las otras dos, por el contrario, eran libros populares, de divulgación, muy atractivos para el universo general de lectores y su alta demanda hizo que la imagen de la editorial se asociara generalmente con ellos”.
“A partir del 2000, la dirección del ICL orientó concentrarse en el perfil literario y de ciencias sociales, pero todo el colectivo (incluyéndome a mí) reaccionó en defensa de esta línea de publicaciones porque una de las grandes fortalezas de Oriente era su espectro amplio, que la distinguía de las restantes del Instituto y, gracias a que se conservó también ese perfil divulgativo y recreacional, la conversión del sello en empresa años más tarde, fue más factible”.
Hacemos un punto en la conversación pero en próximas entregas seguiremos esta conversación con Aida Bahr donde nos hablará sobre sus años donde ejerció como directora, la revista SiC, el Premio Oriente, y otros temas.