
Aquí han hablado los “heridos” y han expresado su queja sentida contra lo que han estimado ataques injustos. Afortunadamente no han pasado los cadáveres, sino los heridos (RISAS); compañeros incluso convalecientes todavía de las heridas recibidas (RISAS). Y algunos de ellos presentaban como una evidente injusticia el que se les haya atacado con cañones de grueso calibre sin poder siquiera ripostar el fuego.
Que ha habido críticas duras, ¿quién lo duda? y en cierto sentido aquí se planteó ese problema. Y esos problemas nosotros no podemos pretender dilucidarlos con dos palabras. Pero creo que de las cosas que se plantearon aquí, una de las más correctas es que el espíritu de la crítica debía ser constructivo, debía ser positivo, y no destructor. Eso, hasta los que no entendemos nada absolutamente de crítica, lo vemos claro. Por algo la palabra crítica ha venido a ser sinónimo de ataque, cuando realmente no quiere decir eso, no tiene que querer decir eso. Pero cuando a alguien le dicen: “Fulano te criticó”, enseguida se pone bravo antes de preguntar qué dijo (Risas). Es decir, que lo destruyó. Es decir, que debe haber un principio en la crítica: que sea constructiva.
Si en realidad a cualquiera de nosotros que hemos estado un poco ajenos a estos problemas o a estas luchas, a estos ensayos y pruebas de armas, nos explican el caso de algunos compañeros que casi han estado al borde de una depresión insalvable, es posible que simpaticemos con las víctimas; porque tenemos esa tendencia a simpatizar con las víctimas.
Nosotros aquí, sinceramente, no hemos querido sino contribuir a la comprensión y a la unión de todos. Y hemos tratado de evitar palabras que sirvan para herir a nadie ni para desalentar a nadie. Pero es incuestionable un hecho: que pueden darse casos de esas luchas o controversias, en que no exista igualdad de condiciones para todos.
Eso por parte de la Revolución no puede ser justo. La Revolución no les puede dar armas a unos contra otros, la Revolución no les debe dar armas a unos contra otros. Nosotros creemos que los escritores y artistas deben tener todos oportunidad de manifestarse; nosotros creemos que los escritores y artistas, a través de su asociación, deben tener un magazine cultural amplio, al que todos tengan acceso.
¿No les parece que eso sería una cosa justa?
La Revolución puede poner esos recursos, no en manos de un grupo: la Revolución puede y debe poner esos recursos de manera que puedan ser ampliamente utilizados por todos los escritores y artistas.
Ustedes van a constituir pronto la Asociación de Artistas, van a concurrir a un congreso. No sé si se discutirán o no las cuestiones que planteaba el compañero Walterio sobre Arango y Parreño y sobre Saco (RISAS); pero sabemos que se van a reunir. y una de las cosas que nosotros proponemos es que la Asociación de Artistas, adonde deben acudir todos con espíritu verdaderamente constructivo… Porque si alguien piensa que se le quiere eliminar, porque si alguien piensa que se le quiere ahogar, nosotros podemos asegurarle que está absolutamente equivocado. Por eso debe celebrarse ese congreso con espíritu verdaderamente constructivo, y puede celebrarse. Y creemos que ustedes son capaces de celebrar en ese espíritu ese congreso. Que se organice una fuerte asociación de artistas y de escritores —y ya era hora—, y que ustedes organizadamente contribuyan con todo su entusiasmo a las tareas que les corresponden en la Revolución. Y que sea un organismo amplio, de todos los artistas y escritores.
Creemos que esa sería una fórmula para que cuando nos volvamos a reunir —y creemos que debemos volvernos a reunir (APLAUSOS)… Por lo menos nosotros no debemos privarnos voluntariamente del placer y de la utilidad de estas reuniones, que para nosotros han constituido también un motivo de atención sobre todos estos problemas. Tenemos que volvernos a reunir. ¿Qué significa eso? Pues que tenemos que seguir discutiendo estos problemas. Es decir, que va a haber algo que debe ser motivo de tranquilidad para todos, y es conocer el interés que tiene el gobierno por los problemas y, al mismo tiempo, la oportunidad esta de discutir en una asamblea amplia todas estas cuestiones.
Nos parece que eso debe ser un motivo de satisfacción para los escritores y para los artistas. Y con eso nosotros también seguiremos tomando información y adquiriendo mejores conocimientos por nuestra parte.
El Consejo Nacional debe tener también otro órgano de divulgación. Creo que eso va situando las cosas en su lugar. Y eso no se puede llamar cultura dirigida ni asfixia al espíritu creador artístico. ¿A quién que tenga los cinco sentidos y además sea artista de verdad le puede preocupar que esto constituya asfixia al espíritu creador? La Revolución quiere que los artistas pongan el máximo esfuerzo en favor del pueblo, quiere que pongan el máximo de interés y de esfuerzo en la obra revolucionaria. Y creemos que es una aspiración justa de la Revolución.
¿Quiere decir que le vamos a decir aquí a la gente lo que tiene que escribir? No. Que cada cual escriba lo que quiera. Y si lo que escribe no sirve, allá él; si lo que pinta no sirve, allá él. Nosotros no le prohibimos a nadie escribir sobre el tema que quiera escribir. Al contrario: que cada cual se exprese en la forma que estime pertinente, y que exprese libremente el tema que desea expresar. Nosotros apreciaremos su creación siempre a través del prisma y del cristal revolucionario: ese también es un derecho del Gobierno Revolucionario, tan respetable como el derecho de cada cual a expresar lo que desee expresar.
Hay una serie de medidas que se están tomando, algunas de las cuales hemos señalado.
Para los que se preocupaban por el problema de la imprenta nacional: efectivamente, la imprenta nacional, organismo recién creado, que tuvo que surgir en condiciones de trabajo difíciles, porque tuvo que comenzar a trabajar en un periódico que de repente se cerraba —y nosotros estuvimos presentes el día en que ese periódico se convirtió en el primer taller de la imprenta nacional con todos sus obreros y redactores—, y que además ha tenido que publicar una serie de obras de tipo militar, sabemos que tiene deficiencias y que serán subsanadas, a cuyos fines se ha presentado ya una ley al gobierno para crear dentro de la imprenta nacional distintas editoriales, de manera que no haya por qué repetirse las quejas que se han expuesto en esta reunión sobre la imprenta nacional.
Y también se están tomando o se van a tomar los acuerdos pertinentes a los efectos de adquirir libros, de adquirir material para el trabajo; es decir, resolver todos esos problemas que han preocupado a los escritores y a los artistas y en lo cual el Consejo Nacional de Cultura ha insistido mucho, porque ustedes saben que en el Estado hay distintos departamentos y distintas instituciones, y que dentro del Estado cada cual reclama y aspira a poder contar con los recursos necesarios para cumplir sus funciones cabalmente.
Nosotros queremos señalar algunos aspectos en los cuales se ha avanzado ya, y que deben ser motivo de aliento para todos nosotros, como ha sido el éxito alcanzado, por ejemplo, con la orquesta sinfónica, que ha sido reconstruida, reintegrada totalmente, y que no solamente ha alcanzado niveles elevados en el orden artístico, sino también en el orden revolucionario, porque hay 50 miembros de la orquesta sinfónica que son milicianos. El ballet de Cuba también se ha reconstruido y acaba de hacer una gira por el extranjero, donde cosecharon la admiración y el reconocimiento de todos los pueblos donde trabajaron. Está teniendo éxito el conjunto de danza moderna, y ha recibido también elogios valiosísimos en Europa. La biblioteca nacional, por su parte, también está desarrollando una política en favor de la cultura, en favor de esas cosas que les preocupaban a ustedes de despertar el interés del pueblo por la música, por la pintura; ha constituido un departamento de pintura, con el objeto de dar a conocer las obras al pueblo; un departamento de música, un departamento juvenil, una sección también para niños. Nosotros un rato antes de pasar a este salón estuvimos visitando el departamento de la biblioteca nacional para niños, vimos el número de niños que ya están asociados, el trabajo que se está desarrollando allí y los adelantos que ha logrado la biblioteca nacional, que además constituyen un motivo para que el gobierno le facilite los recursos que necesite para seguir desarrollando esa labor. La imprenta nacional es ya una realidad y, con las nuevas formas de organización que se le van a dar es ya también una conquista de la Revolución, que contribuirá extraordinariamente a la preparación del pueblo.
El instituto del cine es también una realidad. Durante toda esta primera etapa, fundamentalmente, se han hecho las inversiones necesarias para dotarlo de los equipos materiales que necesita para trabajar. Al menos la Revolución ha establecido las bases de la industria del cine, lo cual constituye un gran esfuerzo si se tiene en cuenta que no se trata de un país industrializado el nuestro, que ha significado sacrificios la adquisición de todos esos equipos. Que además, si en cuanto al cine no hay más facilidades, no obedece a una política restrictiva del gobierno, sino sencillamente a la escasez de los recursos económicos actuales para crear un movimiento de aficionados que permita el desarrollo de todos los talentos en el cine, y que será puesto en práctica cuando se pueda contar con esos recursos. La política en el instituto del cine será de discusión y además de emulación entre los distintos equipos de trabajo.