
Lo que no te mata, novela breve del escritor granmense Delis Gamboa Cobiella apareció por fin entre mis cajas de la Feria del Libro de La Habana. Allí estaban las dos hojas escritas de puño y letra por él en la mañana del 17 de febrero de 2017. Recuerdo la fecha exacta por la dedicatoria del libro. Le escribí un breve cuestionario y lo respondió con tinta negra y rectificando frases y puntuación, tirado sobre la yerba al frente de la sala de prensa en el Morro Cabaña. Ese año participaba en la Feria Internacional del Libro de La Habana.
En una entrevista que le realizara el periodista Carlos Manuel Pérez cuando tenía 23 años, y publicada en el periódico La Demajagua en 1999, hay una foto de Delis, alto y delgado, con un libro en la mano. Hasta en la foto se puede leer su timidez de entonces, y en ese texto conocemos que Delis Gamboa nació en El Faldón, una barriada que quedaba en las fronteras entre los municipios de Guisa y Jiguaní que desapareció por la construcción de la presa Cautillo.
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En esa misma entrevista, la primera que le realizaban, Delis cuenta que fue en el 92 ó 93, tenía 16 años y se leyó Camuflaje ingenioso para un olvido consumado, de Carlos Casasayas, el escritor del pueblo que desde Jiguaní tenía libros publicados. Afirma que conocía otros libros, pero fue en este, donde vio la foto de Casasayas en la tapa de atrás del volumen. Se fijó en la imagen del rostro y un día lo encontró en una de las calles de Jiguaní, y lo abordó.
Desde entonces Delis visitó la casa de Carlos y recibió consejos y sugerencias de lectura y escritura. Y casi al finalizar la década del 90 participa en la primera convocatoria del Centro de Formación Literaria Onelio Cardoso, dirigido por Eduardo Heras León, y es aceptado. En ese primer curso compartió clases con Jesús David Curbelo, Alberto Garrido, Ángel Santiesteban, Amir Valle, Ronaldo Menéndez, entre otros narradores cubanos reconocidos, y los granmenses Rafael Vilches, Gelasio Barrero y Edgardo Hinginio. Al finalizar, en 1999, Delis recibió la Beca de creación Caballo de coral que entrega el centro a cinco egresados.
Ese fue el inicio de Delis Gamboa. Después comenzó a ganar concursos y a aparecer en selecciones y antologías, y a publicar libros. Muchos años después, al frente de los cañones en el Morro Cabaña, Delis me respondía algunas preguntas en aquella Feria del Libro de La Habana.
Grupo de narrativa asesor y los talleres literarios
Delis Gamboa se graduó de Técnico de nivel medio en Mantenimiento Eléctrico Industrial, pero no llegó a ejercer. Fue custodio en una tintorería de 1997 a 1999 donde comenzaron a reunirse algunos amigos y se fundó el grupo de Narrativa Hacedor. Para Delis “Hacedor es un grupo de amigos que un municipio sin vida cultural activa decidió romper con el silencio: estudiar, prepararse, escribir en serio, romper con los esquemas de la fatalidad geográfica. Queríamos ser escritores y no eternos talleristas. Por eso nos reuníamos, y con sinceridad, viendo en la obra del otro algo propio, nuestro. Debatíamos cada cuento y sugeríamos y nos prestábamos materiales, libros. Hacedor es una experiencia maravillosa. Ya varios tenemos libros publicados, y premios, y creemos que valió la pena. Actualmente la vida nos ha dispersado un poco: tú en Santiago, otros en Bayamo, algunos más lejos, pero seguiremos unidos espiritualmente”.
Después Delis fue bibliotecario en los poblados jiguaniseros de Minas Harlem y Santa Rita y más tarde logra la plaza de instructor de literatura en la Casa de Cultura de Jiguaní. Allí organiza desde hace años el concurso municipal Luis Díaz Oduardo y le dedica parte de su tiempo a prestar libros y a los talleres literarios.
Para Delis, los talleres literarios son algo positivo, ayudan a los que comienzan a escribir. Para él, “lo malo de los talleres es que algunos talleristas se estancan, piensan que el mundo es solo ese grupito que se reúne con ellos. Ser asesor literario precisa de mucho tacto, va mucha gente que se cree genio y otros que no aceptan otra propuesta poética que Alfonsina Storni y Bécquer; a veces se torna difícil lidiar con eso. No he escapado que algún frustrado diga que me creo el dueño de Jiguaní; yo, que no tengo nada”.
Los cuentos de Delis Gamboa
Hace un tiempo Delis Gamboa publicó por Ediciones Bayamo dos volúmenes de cuentos en los que trabaja el tema del campo en el siglo XXI con nuevas añoranzas e inquietudes. Personajes que esta vez pueden ser desde un guajiro que espera un carro para subir la loma, hasta un «guajiro» que es escritor. Me refiero a El agua en el agua (2002) y El ritual de los perros(2004). Resaltan las influencias de escritores latinoamericanos que reconoce como influencias: Juan Carlos Onetti, Julio Cortázar, Ernest Hemingway y Juan Rulfo.
En El agua en el agua las motivaciones son la pérdida de una burra, exactamente en «Niebla en el horizonte»; otros cuentos como «No me preguntes por qué» y «Espuma» apuntan al ambiente o tratamiento de la adolescencia resaltando la sensualidad y el descubrimiento del sexo, cuentos que inclinan la balanza para que el libro recree una atmósfera juvenil. En El ritual de los perros se mantienen los mismos ambientes, sin embargo, aparece «Los Chacales», una pieza que viene a reflejar la violencia de la beca en Cuba. En este cuaderno se alternan tal vez las dos pasiones de Delis por el cuento: los cuentos breves y fantásticos con largos textos realistas.
Me escribe Delis que su género preferido es el cuento, por su intensidad, por ese nocao que puede dejar un buen cuento en el lector. “Un cuento tiene que estremecer, por lo menos a mí como escritor, si no es así no me interesa escribirlo, sea la historia que sea. Hay cuentos que son inolvidables y yo quisiera escribir algún día uno de esos. Quizás nunca lo logre. Pero es hermoso dedicarle la vida a un sueño. Joaquín Sabina dice algo así como que los mejores besos son los que no damos, creo que los mejores cuentos son los que no logramos escribir”.
Una novela sobre la guerra de Angola
Aunque en la entrevista a Carlos Manuel Pérez, Delis Gamboa dice que la poesía no se le da, la escribe e insiste en ella. Guarda cuadernos, libros. Años después en La Habana, me escribe: “La poesía me derrota, es tiránica. Generalmente me ignora. Lo peor es que yo la amo. He mandado a algunos concursitos y obtenido algún reconocimiento, pero creo que tardará mucho en aparecer un libro mío en este género. Soy muy inconforme, demasiado”.
Sin embargo, la novela le ha reservado grandes alegrías. Ese año Lo que no te mata, publicada por Ediciones Bayamo, lo ha llevado a la Feria del Libro de La Habana. “La novela es inevitable. Yo nunca pienso en ella, pero los personajes, las tramas, los escenarios, a veces piden un poco más, otro poco más, y de pronto lo que estás escribiendo le dijo adiós al cuento. Algo así como el río que recibe afluentes y va al mar. Es algo inevitable”.
Según escribe Delis, en Lo que no te mata “es finales de la década del 80 y muchos cubanos, jóvenes, mueren en Angola. Es una guerra a la que unos van por su voluntad y otros por presiones sociales. Vitico, un joven de 19 años que aún no se ha sacudido la adolescencia y es el líder de un grupo de muchachos traviesos, “mataperros”, es uno de los que ha ido contra su voluntad a esa guerra y ha muerto”.
“El efecto de esta muerte en el entorno de un barrio pequeño, en la novia, la familia, los vecinos, y los muchachos que lo veían como su líder, es motivo capital de la novela. La vida sigue tras su muerte, pero ya nada es igual, nada es igual en este pequeño barrio”.
Es septiembre de 2021. Mirando los dos papeles con la letra de Delis, le escribo un mensaje. Por estos días de Covid, las cifras de contagios y muertes en el Jiguaní son alarmantes, pero parece seguir siendo un pueblo árido y remoto, como escribe en uno de sus cuentos. Entonces me cuenta de su madre allá en el edificio, de su mujer y sus hijos, de las siembras en el patio y todos los cuidados para no contagiarse. Le pregunto por la radio, otras de sus pasiones, pero la sección Nuestro mundo literario, en el programa Cerca de ti, de Radio Jiguaní; y Entre palabras, en Radio Sierra Maestra, de Guisa, del programa Dial 104.7 las sacaron del aire, “debido a la Covid no se siguen haciendo estas secciones porque hay programación especial”. Entonces no se habla de libros en esos programas.
Le escribo no nos podemos deprimir; y me responde: “No. He aprovechado para escribir. Escribir da ánimo. Es terapéutico”. Y me cuenta que todos los días se acuesta entrada la madrugada, leyendo y revisando los libros terminados. Uno de ellos lo ha revisado seis veces.
Vuelvo a la escritura de Delis Gamboa, a las dos hojas escritas en 2017, y releo sus motivaciones de escritura: “Mi principal motivo de escritura es mi propia experiencia, donde cuento lo que veo y oigo todos los días. Una noticia, un gesto de alguien, un rostro, pueden despertar la chispa de un cuento. Y digo chispa porque la literatura para mí tiene los atributos de un incendio: debe iluminar y quemar”. Y en este fragmento no hay tachaduras. Hay letra firme.