
Los Premios Oriente comenzaron en 1999 sobre un antecedente que era el Premio José Soler Puig de novela y cuento que convocaba la editorial desde el año 1997. Pero entendimos que era importante, ya que la editorial era la única que tenía muchos géneros.
Es la única editorial que publica no solo literatura de ficción, sino también literatura de ciencias sociales, literatura para niños, es decir, un espectro muy amplio que no era lógico ceñir solamente a la narrativa. De manera que se acordó expandir los premios y convertirlos en un conjunto de premios que abarca la novela, el cuento, la poesía, el ensayo artístico literario, el ensayo de ciencias históricas, y la literatura para niños en todas sus modalidades. Esto nos permitió; uno, que el concurso tuviera mucha más repercusión entre los autores cubanos, ya que abarcaba muchos más autores; y dos, que la editorial tuviera ahí una cantera para nutrirse en publicaciones de distintos géneros y líneas que teníamos.
Se alteran los géneros por años, cosa que permite que se acumulen obras por géneros y podamos tener un conjunto de mayor calidad para seleccionar los premios. Yo creo que han sido premios muy importantes, para empezar, son premios que ganan un prestigio por la transparencia de su trayectoria, es decir, en todos los premios siempre habrá gente que esté en desacuerdo con los veredictos porque eso es lógico. El que no gana siempre siente que su libro debió ganar y los jurados, a fin de cuentas, son seres humanos y van a premiar por su criterio y su criterio no tiene por qué coincidir con todo el mundo. Pero creo que en general la gente confía en los Premios Oriente, confía en que hay oportunidades, es un premio que se convoca con seudónimos, que de antemano no se sabe quiénes están participando en el concurso.
Creo que a pesar del monto que se entrega que es relativamente bajo, en comparación con otros concursos nacionales creo que tiene mucho poder de convocatoria porque la gente queda satisfecha, no solo de la ejecutoria del premio sino también de la publicación, del profesionalismo con el que se trabaja, de la promoción que se le hace. Hemos tenido experiencias muy lindas que han ganado el premio y después han ganado el premio de la crítica. Hemos tenido autores que se iniciaron ganando premios con nosotros, digamos no eran todavía autores tan reconocidos y que ahora están en la primera línea. Estoy hablando, por ejemplo, de un Jesús David Curbelo que ganó muy al principio con Diario de un poeta recién cazado, estoy hablando de Roberto Méndez que ganó con un ensayo La dama y el escorpión, sobre el grupo Orígenes, que también fue premio de la crítica. Y por supuesto hubo otro grupo de autores muy reconocidos que siguen siendo de las figuras de primera línea de la literatura como Olga García Yero y Luis Álvarez.
Yo creo que la editorial tiene que estar muy satisfecha de los premios, que la editorial se esfuerza por mantener esa transparencia de trayectoria, esa calidad de las publicaciones que se hacen a partir de los premios.
Siempre se le insiste al jurado que es preferible dejar desierto a premiar algo que no tenga la calidad que se necesita. Claro, no se puede obligar a los jurados a declarar desierto. Muchas veces hay personas que están en los jurados y que tienen una gran resistencia a declarar desierto, creo que en Cuba eso ocurre en todos los premios. Recuerdo años en que, por ejemplo, ensayo artístico literario, dos veces quedó desierto.