
La poesía de Eduard Encina recoge parte de la memoria de la llanura del Contramestre, municipio de la provincia de Santiago de Cuba. Su flora y fauna, sus dolores. Este poema pertenece al libro Lectura de Patmos, publicado por la Editorial Oriente en el año 2011.
Le pusimos Dalí
por los bigotes concientes
porque algo en nosotros rumiaba su silencio
de andar la entrepierna o estirarse
como una palabra que se dilata
y lo cerca todo.
Tuve perros suicidas que saltaron
hacia el desvarío
amargas tórtolas que nunca
se posaron en mi ventana
un gallo ciego que no entendió
el grito de los hombres que lo lanzaron
al ruedo.
Era un frágil siamés
que no conocía su linaje
ni la mano que lo envolvió aquella tarde
de hambre innecesaria.
Mis hijos lo recuerdan
Dalí – dicen- fue el único juguete
que no rompimos.