
Escrito por Iris Cruz Núñez
¿Sabía Leonor y Mariano que el 28 de enero de 1853 estaba naciendo el más querido de todos los cubanos?. A 128 años de su partida, el 19 de mayo de 1895, estamos en la comunidad Los Pasos, para rendirle tributo a su memoria, objetivo de la XV Jornada Literaria Orígenes. Los residentes aman la historia que los engrandece, hay más de 100 niños en el asentamiento, allí con nosotros había más de 60, declamaron poesías de Martí.
Abdiel Arias Chacón y Elisa Mendoza, trovadores con la frescura de la adolescencia, interpretaron una bella canción y vimos a Elvira Skourtis seguir sus voces con discreción. Luego tomó la guitarra para interpretar a Lo feo, de Teresita Fernández. Su interpretación y confabulación espontánea con los niños nos dio uno de los momentos más sensible de la Jornada Orígenes y posiblemente de nuestras vidas. Los niños sólo la tenían a ella y la dulzura de su voz. Yo lloré.

Los Pasos
Hablar sobre el asentamiento Los Pasos era necesario para ordenar todos aquellos resortes que hacen de esa comunidad una verdadera joya de la cultura cubana. Caminamos hasta el puente del ferrocarril de Los Pasos construido entre 1905 a 1910. Por aquí se hacía el embarque hacia el Central América, por donde pasó además el primer tren de pasajeros. Osmel Peña limpiaba la hierba y nos contó de las miles de personas importantes que han visitado la zona para acercarse a la historia de Martí.
Los pasos, es una zona rica en naturaleza, con flora y fauna endémicas. Y según nos dice el historiador Arnoldo Fernández, ruta recorrida por Eduardo Chivás, Jorge Mañac y todo los que han pretendido hacer del pensamiento de Martí, un escudo. Y es que en estos lares todos son serviciales y comunicativos, lo vimos con Yoandra frente al gran fogón de leña, con Gustavo picando decenas de cocos, con Jorge Benítez, descendiente de familia con tradición histórica.

Justo al mediodía emprendimos la caminata rumbo al poblado de Remanganagua y en un punto del río nos encontramos con José Antonio Fajardo, oriundo del lugar y me da un dato que puede ser obvio, pero no había interiorizado, donde se une el río Contramaestre con El Cauto, es la zona de Dos Ríos, punto donde mataron al maestro.
Allá fuimos por el trillo que lleva al río, vimos la entrada a la Finca La Manuela, propiedad del Comandante Manuel Benítez que se dice le dio aguardiente con pólvora a sus soldados para que soportarán más en el combate.
Los jóvenes no me olvidan
Metros más arriba llegamos al Cementerio de Remanganagua, un pequeño sitio que recibió en 1870 los primeros enterramientos. El cementerio estuvo expuesto por muchas décadas a todo tipo de depredadores y mal trato hasta que en 2014, se restauró y protegió con cerca perímetral y en el 2003 fue declarado Monumento Nacional.
Allí en lo que constituyó su núcleo inicial enterraron a Martí alrededor de la una de la tarde de aquel día fatídico de 1895. Jiménez Sandoval, al frente de la partida, optó por enterrarlo debajo de otro cadáver del ejército español, quizás para proteger su cuerpo o simplemente para desaparecerlo.
Pasado pocos días de su sepultura se extrajo el cuerpo y se trasladó la osamenta. Se dice que allí quedó su esencia, sus órganos y fluidos, su corazón. Luego el sitio exacto fue señalado con una botella que contenía los datos del héroe, ubicada por Enrique Loynaz del Castillo, hasta que en la década de 1940 se construyó el sitial.

Los pobladores del lugar vienen hasta el sitio a profesar honores al Apostol; como buenos cubanos pusimos el oído en la tierra, para según dicen los lugareños, escuchar los latidos o para decirle, de cualquier forma estás en nosotros.
Ya debajo del algarrobo, Arnoldo hizo aflorar testimonios alrededor de la muerte y enterramiento de Martí, la existencia de un pañuelo, la imagen de María Mantilla colgada en su pecho y la significación del sitio como espacio histórico.
Los poetas y trovadores dicen su sentir a través del arte, también escuchamos la poesía Martí de Juan Carlos García Guridi, quien desde la distancia quiso hacerse presente mediante una estética muy similar.
JOSÉ MARTÍ
Martí de hablarme casi nunca deja,
su voz me asiste con palabra ardiente:
para mí ha sido un hombre-continente
que ni la muerte misma su alma enreja.
De cara al sol cayó y sigue presente
con un dedo que acusa y aconseja
como si el alba sin ninguna queja
se perpetuara encima de su frente.
A diario a conversar viene conmigo;
lo siento más radiante y claro amigo,
más del amor en toda su fortuna.
Logro escuchar sus frases encendidas
sin que pueda explicarme en cuántas vidas
ha utilizado el cielo por tribuna.
J.C.C. Guridi
Al partir, vi al maestro con su sombrero reposado en el lado izquierdo de su pecho, una sonrisa feliz dibujaba su rostro y alzó la mano para decirnos adiós. «Los jóvenes no me olvidan», se dijo. Allí quedó latiendo el corazón de la Patria.