
La Habana, 19 nov. (María Polo Vega) – Desde la Asociación de Escritores de la Uneac lamentamos el fallecimiento, en la madrugada de hoy, de la escritora, pintora, antropóloga y etnóloga cubana, Natalia Bolívar Aróstegui, miembro de la sección de Literatura Histórico- Social y autora de libros imprescindibles para la historia y cultura nacional.
Los aportes de Natalia Bolivar a la investigación de las raíces africanas quedarán como un legado imprescindible para las presentes y futuras generaciones.
Durante años, Natalia Bolívar investigó como antropóloga y etnóloga las tradiciones y creencias de raíces africanas en Cuba, dejando una extensa obra científica y cultural plasmada en los libros Los Orishas en Cuba, Mitos y leyendas de la comida afrocubana y otras obras de obligada consulta.
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Parienta del libertador Simón Bolívar a través de su abuelo, don Juan de Bolívar y Villegas, quien fuera gobernador de la provincia de Caracas y Capitán General de Venezuela a finales del siglo XVII. El hijo mayor de don Juan, Pedro de Bolívar y Aguirre, fundó la rama cubana de la familia de Natalia luego de ser enviado a Santiago de Cuba como joven teniente del Ejército de la Corona de España.
Recoge su biografía que cuando se inició la contienda de Cuba por su independencia de España tres tíos de su padre, pelearon con las fuerzas cubanas, uno de ellos, Arturo Bolívar, llegó a ser ayudante de campo de Antonio Maceo.
Pero también su historia personal es inmensa
Desde muy joven la herencia rebelde de Natalia se puso de manifiesto durante su etapa universitaria, cuando fue arrestada , trasladada al Buró de Investigaciones y torturada.
Natalia llegó a ser miembro del Buró Ejecutivo del Directorio Revolucionario junto a su compañero sentimental José Luis Wangüemert, quien murió en las acciones del 13 de marzo de 1957 durante el asalto a Radio Reloj. A partir de ese momento Natalia Bolivar se vio obligada a pasar a la clandestinidad hasta el 1ro de enero de 1959 junto a Raúl Díaz Argüelles, Gustavo Machín, Alberto Mora, Julio García Oliveras, entre otros.
Tras el triunfo revolucionario su vida y obra encontró cauce en el campo de la cultura, fue nombrada directora del Palacio de Bellas Artes (hoy Museo Nacional de Bellas Artes) acometiendo su restauración y reorganización. Simultáneamente participa en la creación y dirección del Museo Napoleónico, enclavado en la antigua residencia de un senador de la etapa republicana y en sus disímiles proyectos investigativos y de creación.
Hoy hacemos llegar a familiares, amistades y colegas, las más sinceras condolencias de la intelectualidad cubana por tan sensible pérdida.