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Informatizar para la sociedad: Inteligencia artificial

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    Parece una condición del ser humano, el proceder a la estigmatización de cualquier cosa nueva. Da igual que fuera el salir de las cuevas, para lograr una mejor alimentación o condiciones de vida, afirmar que la Tierra es redonda y se mueve o que no es el centro del universo.

    De hecho, parece que es más fácil hacerlo, que pensar, buscar información e incluso, luego, oponerse sobre bases sólidas.

    En el “hoy” de estos últimos meses, le ha tocado el turno a la “novisima” inteligencia artificial (IA). Se habla de ella como si hubiera sido descubierta o puesta en funcionamiento, la semana pasada y, como ha sido habitual en la historia de la humanidad, lo primero es “abrirle fuego”.

    Posiblemente a la IA se le están achacando las culpas de todos los males actuales y por venir.

    Un poco de historia, relativamente cercana. Cuando el checo Karel Çapek propuso al robot, ya se definían como como máquinas “… que imiten la inteligencia humana para realizar tareas, y que pueden mejorar conforme recopilan información…”

    Según Ecured, “El primer auténtico controlador realimentado fue el regulador de Watt, inventado en 1788 por el ingeniero británico James Watt. Este dispositivo constaba de dos bolas metálicas unidas al eje motor de una máquina de vapor y conectadas con una válvula que regulaba el flujo de vapor. A medida que aumentaba la velocidad de la máquina de vapor, las bolas se alejaban del eje debido a la fuerza centrífuga, con lo que cerraban la válvula. Esto hacía que disminuyera el flujo de vapor a la máquina y por tanto la velocidad”.

    Si nos referimos a ciencia y tecnología de más de 200 años y su asimilación por la humanidad, ¿dónde radica el rechazo actual?

    Me atrevo a exponer una causa muy primaria: como dicen algunos: es más fácil aceptar una mentira, mil veces escuchada, que una verdad, recibida por primera vez.

    Un par de meses atrás, cumplía 75 años un amigo, estrechamente vinculado a la informática. Me pareció repetitivo, sólo enviarle un mensaje de felicidades, desearle muchas cosas buenas y otras nimiedades. Se me ocurrió entrar a un sitio de IA y pedirle: “redacta tres párrafos en español sobre la vida de Fulano, cuyo cargo anterior era tal”. Corté y pegué el mensaje, explicándole a mi amigo que esto era producto de IA.

    No fue ni bueno, ni malo, sólo fue diferente y nadie salió dañado con esa IA.

    Cuando Google o cualquier otro sistema de búsqueda, va aprendiendo de lo que nosotros tecleamos, eso es IA. Cuando Facebook, Instagram, X (antes Twitter) u otra red social, nos hace sugerencias, también es IA y venimos conviviendo con ellas casi dos décadas. ¿Dónde está el miedo actual?

    En 2019 la Comisión Mundial de Ética del Conocimiento Científico y la Tecnología (COMEST) de la UNESCO, definió la inteligencia artificial como un campo que implica máquinas capaces de imitar determinadas funcionalidades de la inteligencia humana, incluidas características como la percepción, el aprendizaje, el razonamiento, la resolución de problemas, la interacción lingüística e incluso la producción de trabajos creativos.

    Un maestro se preocupa, porque un alumno pueda copiar y pegar dos o tres cuartillas y entregar un trabajo que no realizó. Si el examen, queda sólo en la redacción de esas cuartillas y no va más allá de solicitar evaluaciones orales sobre el tema en cuestión, entonces la responsabilidad no es del alumno o de la IA, sino del que pregunta, el cual estará obligado a cambiar sus métodos evaluativos. Como nota: soy de los que creen que la docencia en el mundo, hace tiempo que está muy necesitada, de cambiar muchos métodos de relación e intercambio alumno-profesor.

    En tiempos de IA, autos sin conductor y drones sin piloto, en el reciente campeonato mundial de atletismo en Budapest, vimos un choque entre dos carritos eléctricos, con conductor, llenos de deportistas, los cuales transitaban a muy baja velocidad. Casi pasó inadvertido. El choque entre dos vehículos auto-controlados, hubiera explotado las redes, en contra del desarrollo, sencillamente, porque así somos.

    En la actualidad esta IA emerge como “un nuevo mundo”. Luego vendrá otro y otro y otro. El ser humano, tendrá ante sí, CADA VEZ MÁS, un menú lleno de opciones, algunas REALMENTE nuevas.

    Voto por buscar información. Voto por estudiarla. Voto por comprenderla. Voto, en fin, por el conocimiento, pues bastantes tristes hogueras, han “iluminado” las noches de muchos rechazos al desarrollo o simplemente, rechazos a lo nuevo y diferente.

    Nos seguimos leyendo.

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    Victor Angel Fernández González
    Victor Angel Fernández González

    Cubano. Informático. Especialista SEO. Asesor de ventas. Profesor.

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