He aquí la génesis del Premio de la Ciudad de Holguín y la consolidación de su editorial, lo emotivo e importante de este hecho cultural, el papel jugado por la Uneac, su creación y el marco histórico en que surge, el trabajo de valiosos promotores culturales y la mirada nostálgica que nos advierte del encanto de las ferias del libro, la inauguración del Salón de la Ciudad, así como el papel de los medios insertados en la magia creadora, que movilizó a artistas y escritores de una manera casi providencial. Periodistas, intelectuales, poetas y pintores holguineros que constituyen hoy íconos en el tejido de la cultura cubana, asistieron en los ochenta a una suerte de apoteosis, a un estado germinal que gracias a estas páginas se ha convertido en historia, en nuestra historia.