A dos lustros de la colección Autoayuda de la Editorial Oriente

Hace unos días participé en un Taller de la especialidad en Ciudad de La Habana y allí los colegas me comentaban —no es la primera vez que lo hacen— sobre la posibilidad de publicar sus textos por la Editorial Oriente. Dos de ellos, profesores de reconocido prestigio, tienen, hace más de tres años, libros que han viajado de una editorial a otra sin cristalizar su sueño de verlos impresos. Según sus opiniones, es muy difícil publicar un texto de ciencia en la capital y conocedores de los libros que se publican por esta casa editorial de Santiago de Cuba, exploraban la posibilidad. Vamos entonces a comentar sobre una de sus colecciones, la relacionada con temas de ciencias.
En 1995 la Editorial Oriente publicó Epilepsia, del Dr. Héctor Núñez, el primer libro de una nueva colección denominada Autoayuda. En la contracubierta se podía leer: «la colección Autoayuda tiene el objetivo de poner en sus manos la información necesaria acerca de una serie de enfermedades y/o procesos fisiológicos que de una forma más o menos grave, afectan la salud integral de la población y deben ser del conocimiento de todos para poder cooperar en el proceso de rehabilitación del paciente o en la asimilación de su dolencia».
Una década después, doce títulos de diferentes autores han sido publicados por la misma colección de esta editorial del oriente del país. El prólogo del texto Epilepsia fue escrito por el destacado neurocientífico, profesor Luis M. Simón Cantón, quien expresó: «Es muy difícil que pueda hacerse algo más completo sin caer en vulgaridades; los conceptos iniciales se exponen con rigor científico, en un lenguaje comprensible por todos, desde el recién graduado de Medicina que no ha profundizado en el estudio de esta patología, hasta una persona que haya terminado la Secundaria Básica».
Precisamente esa ha sido la línea directriz de la colección, referirse a temas de las Ciencias Médicas en general, abordados desde una óptica que pueda ser comprendida por un público amplio, no necesariamente académico ni especializado, haciendo énfasis en las medidas y los cuidados generales que faciliten al lector mantener un equilibrio activo entre el hombre y su medio ambiente natural, familiar y social, en otras palabras, mantener la salud.
Un repaso atento a su catálogo nos demuestra que entre los méritos de esta colección está la diversidad temática que ha logrado mantener, abordando entidades tan comunes en la población como el asma, la apendicitis aguda, las enfermedades cerebrovasculares y la diabetes mellitus hasta otras menos frecuentes y no por eso menos conocidas entre nuestra población como la epilepsia, el cáncer, el glaucoma, la enfermedad reumática en el niño, la muerte encefálica y los trasplantes de órganos. Asimismo, se han publicado otros textos muy bien recibidos como La sexualidad en el atardecer de la vida, necesario para las personas de la tercera edad, Lípidos y aterosclerosis, que aborda el problema de los lípidos o las grasas del cuerpo, sus consecuencias perjudiciales para la salud, y Un latido tras otro, referente a los procesos fisiológicos del corazón.
Vale señalar que entre prologuistas y autores se destacan eminentes científicos de reconocido prestigio en el campo de las Ciencias Médicas, muchos de ellos con categorías de Doctores en Ciencias y Profesores Titulares como Reynaldo Roca Goderich, Ana Navarro, Nilia Escobar, Luis Simón Cantón, Orlando Carrera y Wilkie Delgado, lo cual, evidentemente, prestigia cualquier colección y por supuesto a la casa editorial que los publica. Estos, conjuntamente con otros destacados profesionales en cada una de sus áreas de trabajo, han garantizado la calidad de los textos.
Títulos de esta colección como Lípidos y aterosclerosis, de la Dra. Nilia Escobar, y Muerte encefálica y trasplante de órganos, de mi autoría, han sido reconocidos con el Premio Anual de la Salud, el galardón más importante que otorga cada año el Consejo Provincial de Sociedades Científicas en Santiago de Cuba. Otros también han sido punto de partida para empeños mayores, como es el caso de Enfermedades cerebrovasculares, del Dr. Jorge Miranda, publicado en el año 2002, para luego convertirse en un importante texto que acaba de alzarse con el Premio Nacional de la Crítica Científico-Técnica en la categoría Ciencias Naturales y Exactas.
Aunque existen concursos nacionales como Pinos Nuevos y La Edad de Oro que convocan entre sus géneros a la divulgación científico técnica, lo que nos permite cada año ver publicado al ganador del año anterior, no es común en nuestro país que una editorial que no se dedica exclusivamente a temas de ciencia y técnica, mantenga la sistematicidad que ha logrado la Editorial Oriente con esta colección. Recordemos que la divulgación científica es algo así como situar en un plano comprensible, para la mayoría de una población con diferentes grados de conocimientos, una determinada materia que haga más fácil la existencia de una comunidad. Por lo tanto, en relación con el proceso salud-enfermedad, hacer conocer ampliamente lo relativo a estos tópicos, es divulgar y he aquí otro mérito de Autoayuda.
En esa interrelación que se quiere lograr con el lector, la propia editorial facilita el intercambio e invita, como reza en la contracubierta, «Usted puede sugerir a nuestra Editorial los temas de salud que sean de su interés». Otro voto a favor es sin duda el hecho de que para quienes trabajamos en las Ciencias Médicas, esta colección ha sido como una fuente viva donde podemos beber de sus aguas cristalinas y saciar esa otra sed —que también tenemos los científicos— de ver nuestras obras publicadas.
A dos lustros de la aparición de la colección Autoayuda, se evidencia que, aunque joven, ha crecido positivamente y ha cumplido con el aforismo de nuestro apóstol José Martí «…amenizar la ciencia es generalizarla», porque es deber de científicos, editores, diseñadores y de todos los relacionados con el libro, generalizar la ciencia, es decir, ponerla en el lenguaje del verdadero destinatario de todos nuestros esfuerzos: el lector.
Tomado de la Revista SiC 29/2006 – Página: 22-23